jueves, 11 de diciembre de 2008

MI CONFRONTACION CON LA DOCENCIA

Cuando yo era niña quería ser maestra, pero por cuestiones de vivir en provincia y no haber Instituciones de gobierno para estudiar esta carrera aunado la escasez de recursos económicos para pagar estudios en una escuela particular, me llevaron a estudiar la carrera mas humanista que había en las instituciones públicas a nivel superior en Celaya Gto.
Estudie la Licenciatura en Administración de Empresa en el Instituto Tecnológico. A un año de haber egresado estando laborando como practicante en una empresa en el área de recursos humanos, me hablaron por teléfono de la bolsa de trabajo del ITC para invitarme a dar clases en un Cetis, como yo no estaba titulada aun y en las empresa hay poco tiempo para hacerlo vi la opción de trabajar “temporalmente” dando clases mientras me titulaba.
Me presente a las entrevistas y fui aceptada, no tenia temor a emprender esta actividad pues mi primera experiencia docente fue cuando estudiaba al impartir cursos de regularización a muchachos reprobados de secundaria.
El comienzo fue excitante pues la Institución donde me invitaron a trabajar tenia bastante prestigio por ser de convenio con el gobierno Japonés, y había japoneses colaborando y becas a Japón para los maestros, lo que fue preponderante para decidir dar clases, además de que las materias que impartiría (Administración y Taller de Lectura y Redacción) no se me dificultaban, fue muy importante para mi que en ese tiempo había un buen jefe de Servicios Docentes que facilito mucho mi incursión en esta actividad, proporcionándome lecturas pedagógicas y asesoráis para impartir clase y elaborar exámenes, material que fue muy valioso para mi. Pero aun así no me sentía del todo satisfecha por lo desvalorizada que yo veía la profesión de docente y “como siendo LAE estaba dando clases” y cuando me preguntaban que a que me dedicaba sentía un poco de vergüenza al decir que era maestra, aunque el trabajo docente si me gustaba y la relación con mis alumnos si me agradaba.
Como ya mencione en una participación anterior para mi fue un parte aguas en mi vida profesional como docente el haber obtenido una beca otorgada por el Ministerio de Educación del Japón para maestros en servicio a fin de realizar una investigación en el área educativa, lo que me permitió cambiar por completo todos mis paradigmas y prejuicios de la labor que ya venia desempeñando y de la profesión que ya ejercía, pues al recibir la admiración y el trato que se me daba por la función que ejercía en mi patria, además de conocer el concepto tan elevado que tienen los japoneses y el valor tan grande que tiene el “Sensei” (maestro) para la sociedad en aquel país, y el ejemplo real del docente en todos los niveles de su sistema educativo, entregando literalmente su vida a su profesión, sirvió para concientizarme de la importancia de mi labor, como formadora no sólo de profesionistas, sino de personas. Valorando realmente lo importante y no sólo lo material. Ahora a aunque nuestra profesión en México sigue siendo poco reconocida y valorada me siento muy orgullosa y contenta de dedicarme a esta actividad, pues compartimos con las familias la responsabilidad de formar personas útiles para nuestro país. Considero una labor muy difícil sobre todo por trabajar con adolescentes de un nivel económico que va de medio a bajo, lleno de necesidades materiales y afectivas, carentes de metas y motivaciones y de ahí mismo considero la importancia de trabajar con ellos y lograr infundirles y motivarles a ser y ayudarles a fijar y lograr sus objetivos. Normalmente trabajo con alumnos de primero y segundo semestre y mi satisfacción es ver como van modificando su conducta, actitudes y personalidad (Adquieren madurez) y cuando me encuentro con ellos nuevamente en los últimos semestres 6to. Y 8vo. Y egresados y los veo ya mas responsables y felices siento satisfacción y recompensa al esfuerzo que se ha hecho. También como es natural siento insatisfacción al ver que no lo puedo lograr con todos y veo con tristeza que muchos se van quedando en el camino y que aun inconscientemente yo he contribuido a ello. Otra fuente de insatisfacción es nuestro mismo sistema educativo, lleno de políticos y mafias donde lo último que importa es el alumnado. Pero prosigo en mi labor seleccionando lo que desde mi punto de vista y valores convenga.

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